lunes, 17 de diciembre de 2012

U.F.O.


Esa noche vimos luces en el cielo, ¿te acuerdas, Lupita? Tenías catorce años y tu lápiz de labios brillaba en la oscuridad, y podías señalar cada estrella y llamarla por su nombre. Yo las estrellas las miraba poco cuando estaba contigo, la verdad.

Sabías de memoria los horarios de los lanzamientos y las rutas aéreas de la zona, por eso estabas tan segura de que las luces no podían ser de un transbordador o de un avión. Cuando partieron el cielo en dos y bailaron sobre nuestras cabezas como luciérnagas atómicas, también yo supe que no podían ser de los nuestros...



Las quemaduras tardaron todo el verano en curarse. Después te marchaste, y eso sí que fue malo. Todavía hoy salgo al desierto algunas noches, e intento recordar los nombres de las estrellas, decirlos en voz alta como tú los decías. 

Todavía me acuerdo del sabor de tu pintalabios radioactivo.

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